A veces tú, a besos yo.
Resistirnos a las tentaciones nunca fue nuestro punto fuerte, cariño, y en vez de echarle dos cojones y caminar de frente el uno hacia el otro decidimos salir corriendo a doscientos por hora en la dirección contraria. Lo que pasa es que en nuestro caso el mundo no es un pañuelo, es un jodido possit, y aquí estamos otra vez, como siempre, partiendo el mundo en dos con nuestras sonrisas y desafiándonos con miradas.
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