Le miró a los ojos y en bajito, susurrándole, casi diciéndoselo sin pronunciar palabra alguna, le hizo prometer un “aquí y ahora” que no se pudiese borrar ni con el whisky barato de aquel bar de carretera. Y él lo único que hizo fue soltar un “no puedo” casi sordo, pero lo suficientemente alto para agrietarla el corazón. Ella, a dos centímetros del abismo, a dos centímetros de su boca, se giró después de haber perdido todos los sentidos, con los ojos empañados de lluvia y decidió huir a cualquier lugar. Entonces una mano fugaz la agarró de la cintura, recorriéndola a su antojo, sin miedos y sin prisas; y sus labios, a menos de un centímetro de su oído, la gritaron desde lo más hondo del corazón “yo contigo no quiero un aquí y ahora, quiero un para siempre durante el resto de mi vida”
Qué pocas veces pasa eso.. ya no quedan tíos así.. por desgracia.
ResponderEliminarUn texto increíble como todos.
Un beso.
La verdad es que no..
EliminarMuchas gracias :)
un beso