domingo, 14 de abril de 2013

Nosotros somos quien decidimos si queremos vivir o dejarnos morir.



A lo largo de nuestra vida tenemos que tomar demasiadas decisiones. Elegimos nuestros amigos y nuestros enemigos, por quién sufrir o por quién dar todo hasta no sentir. Elegimos seguir hacia delante, anclarnos en el pasado o equivocarnos de camino. Elegimos arriesgar, vivir condicionados a nuestras decisiones, no pensar o calcular el golpe con demasiada precisión. Elegimos elegir o dejar que elijan por nosotros. Yo a día de hoy puedo asegurar que elegí una segunda familia, mis amigos. Elegí querer y arriesgarlo todo aun sabiendo que tenía las de perder. Elegí enamorarme y olvidar, pero también recordar. Elegí mirar al frente cada día, al futuro, sin miedos y sin prisas. Elegí cagarla y no arrepentirme, salirme del camino y volver a él. Elegí decidir, aunque, admitámoslo, siempre lo hice a lo loco. Pero lo más importante es que elegí vivir, y no que viviesen por mí.

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