Y sólo queda recordar, recordar pequeños detalles,
instantes que lo cambiaron todo. Recordar los errores y las caídas y nuestras
ganas de ganar. Recordar que por muy cálidos que sean los besos si diciembre se
ha propuesto congelarte el corazón, lo hará. Recordar silencios que gritaban a
voces que te echaba de menos de una manera brutal, aunque el filo de mis labios
murmurase que no quería volverte a ver. Recordar el dolor que provocaban las
caricias baratas que lo único que conseguían era romperme más y más el corazón.
Recordar andadas que a estas alturas ya no valen nada, pero que siguen traicionándome
cada vez que aparecen con el primer resquicio de frío que trae este puto invierno.
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