Siempre quiso a alguien que le besara las heridas y que
nunca le prometiese quedarse para siempre. Que prefería que se largasen de su
vida sin dar explicaciones y sin ninguna razón lógica, porque los “no eres tú,
soy yo” acaban doliendo a quemarropa con los años. Ella era diferente, prefería
pasar las noches melancólicas bajo un cielo vacío de estrellas que perderse
entre botellas de tequila y rodajas de limón. Que se prometió no depender nunca
de nadie porque siempre creyó que echar de menos otros besos era un precio
demasiado caro para ella, pero al final todos los vicios enganchan y ella acabó
enganchándose a su boca.
jueves, 29 de noviembre de 2012
martes, 27 de noviembre de 2012
Tantos vicios y yo me tuve que enganchar a tu boca.
Daría la mitad de los besos que te debo por robarle un
poco de tiempo al tiempo y quedarme unas horas más entre tus sábanas,
combatiendo con caricias al puto frío invernal que nos trae este jodido
diciembre.
Que tú podrías hacer caída libre por mis caderas y yo
perderme por las curvas de tu sonrisa, porque estamos perdiendo el tiempo
cuando lo que deberíamos estar perdiendo es la ropa. Un silencio que podría cortar el aire pero que
grita más palabras que tus pupilas y el movimiento de mis pestañas juntas. Y yo
deseando gritarte con susurros al oído la falta que me haces mientras tú
intentas no quererme más de la cuenta, pero cariño siento decirte que, si
tienes la certeza de que no cambiarías ni si quiera uno de mis besos por dos segundos más
conmigo, llegas tarde para no quererte enamorar.
lunes, 19 de noviembre de 2012
Búscate a un tío que te necesite más que a su orgullo.
Búscate un tío que te vuelva loca, que tenga más adicción
a tus besos que al cigarro de después
del polvo de la reconciliación y que no sea capaz de dormir si no le has dicho
que sueñe contigo. Que cuando aparezca girando la esquina lo único que se te
pase por la cabeza es que irías al infierno si te saltases todas las reglas que
te saltarías por él, pero que no te importa. Búscate un tío que sea el mayor
capullo con aquellas personas que intenten hacerte daño, que aunque no lo admita
pierda el culo por hacerte sonreír, que por las mañanas te despierte a base de
cosquillas amenazándote con que seas su desayuno.
Búscate a un tío que sea un
monstruo en la cama, pero que le tiemblen las piernas cada vez que te susurre “te
quiero”.
viernes, 16 de noviembre de 2012
Fuiste tú quien decidió largarse a la primera de cambio y por la puerta de atrás.
Mírala, ya no te necesita, no te echa de menos. Aunque
tuvo que chocarse con un muro imposible de atravesar a doscientos por hora, se
dio cuenta de que con príncipes tan capullos como tú merece más la pena ser la
bruja mala o incluso el lobo feroz. Mírala haciéndole la competencia al sol con
esa jodida sonrisa que volvería loco hasta al más cuerdo. Mírala pisando
fuerte, declarando la guerra a cualquiera que intente hacerla daño y
comiéndose las noches a base de otros besos que no sean los tuyos.
Mírala ser feliz a su manera, sin reglas, sin prisas, sin
ti.
domingo, 11 de noviembre de 2012
Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.
Puede que el amor sea como esa sensación que te paraliza
el cuerpo cuando estás al borde de un precipicio y piensas que pasaría si decidieses
saltar, o como ese nudo en el estómago cuando llega el 14 de Febrero y tú estas
sola frente al televisor viendo cualquier película cutre de amor. Puede que el
amor sea como ese leve mareo cuando te levantas rápido, o como el cosquilleo en
los pies que te da pensar que es Noviembre y esta vez estás tú sola contra el
jodido invierno. Puede que el amor sea absurdo, o quizás loco. Puede que sea
todo lo que nosotros queramos, desde el mejor cosquilleo que acaba en una sonrisa
hasta la certeza de saber que has saltado desde un rascacielos sin paracaídas.
Porque puede ser muchas cosas, pero lo que está claro es que el amor es una
decisión, la decisión de jugártelo todo por alguien que esperas que haga lo mismo,
sin la certeza de si estará ahí para saltar contigo al vacío, o la decisión de
coger la puerta y largarte a la primera de cambio, cuando las razones ilógicas
para quedarte pesan más que los argumentos cuerdos para irte.
sábado, 10 de noviembre de 2012
Otra vez bajamos a segunda, amor.
Que yo estoy aquí, al pie del cañón, pero tú estás a años
luz, perdido entre recuerdos que calan hasta los huesos y caricias baratas. Y
lo siento si siempre he sido de arriesgarlo todo en apuestas sin fundamento y
esta vez lo único que quiero es que alguien se la juegue por mí. Que aunque he
perdido el doble de veces de las que he ganado nunca me ha dolido tanto a
quemarropa el corazón como cada vez que mi sexto sentido me grita que esta vez
lo tengo todo perdido contigo, por muchos argumentos que tenga para ganar.
lunes, 5 de noviembre de 2012
I was over, until you kissed my lips and you saved me.
No sé si vamos por el camino correcto o hace ya bastante que perdimos el norte. Si te digo la verdad, no me importa demostrarte que me queda todavía un mínimo de cordura para prometerte que voy a estar ahí, al filo del precipicio cada vez que creas que vas a caer. Que no sé si nos merecemos esto o es más de lo que necesitamos, más de lo que cualquiera habría dado por nosotros, pero no me importa. Y es que yo era de jugarme la boca en apuestas de alto riesgo que ya había perdido antes incluso de apostar, de ir perdiendo la vergüenza copa a copa y de ir recuperando el orgullo beso a beso; y tú eras más de tener los pies en la tierra, aunque en el fondo estuvieses deseando soñar. Así que no me importa si hemos perdido el norte, total, yo llevo perdida en tu mirada desde el primer beso y tú en el filo de mis labios desde la primera vez que te sonreí.
jueves, 1 de noviembre de 2012
Ellos eran más de echarlo a suertes que de darlo todo por perdido.
Y se comían a besos en medio de la calle mientras la
lluvia de un Noviembre frío los calaba hasta los huesos, pero no los importaba,
porque estaban perdidos en cualquier lugar lejano planeando cómo sacarse las
sonrisas a cosquillas cuando todo fuera mal y cómo declararse la guerra con
miradas de esas que los hacían acabar perdidos entre las sábanas. Y es que
siempre que estaban juntos preferían escapar, deshacerse del mundo, buscar la
locura en cualquier lugar. Dicen que los amores locos nunca acaban bien y que
lo único que dejan son las cicatrices más perfectas y más dolorosas que jamás
podremos borrar, pero ellos siempre fueron de apostar a un “todo o nada” y
habrían preferido que los recuerdos apareciesen por sorpresa cada puto
Noviembre para recordarles que ya no estaban juntos a haber salido corriendo en
dirección contraria cuando empezaron a quererse más de la cuenta.
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