sábado, 22 de marzo de 2014

Irónico es que te congele el invierno mientras te arde a quemarropa el corazón.

Y qué hacer cuando nos dicen que aprendamos a bailar bajo la lluvia, pero no nos avisan de que nosotros mismos somos nuestra peor tormenta. Porque hay momentos en los que ni si quiera tú puedes salvarte a ti mismo, y lo único que nos queda es esperar, esperar hundirnos con la tormenta o tener suerte y sobrevivir. Lo único que podemos hacer es intentar luchar contra el frío a base de recuerdos de besos robados en pleno amanecer, cuando aún había alguien que se pegaba con el sol por besarte los lunares. Y es que por mucho que queramos hay días en los que intentemos lo que intentemos acabamos quedándonos ahí, inmóviles, mientras vemos cómo nos destruye la jodida tormenta, y no nos importa, porque creemos que es lo mejor, que es lo más fácil; pero quedarnos a ver como acaba con nosotros es lo difícil, ver como nos hunde con ella, eso es lo complicado.