martes, 31 de julio de 2012

Si mañana no eres tú pues no es ninguno, y te juro que es jodido saber que podría patinar en todo menos en eso.

Ahora que decido apostar todo por tus besos te vuelves tan jodidamente orgulloso, tan bala perdida, tan cabecita loca; te vuelves tan yo que hace daño. Y no sabes lo que duele a quemarropa el corazón desde el lado débil de la cama, temiendo que en cualquier momento cojas tus miradas que enamoran y te largues a cualquier lugar, dejándome con los sueños en carne viva y los "te quiero" colgando del filo de mis labios.

miércoles, 25 de julio de 2012

A veces te quiero para siempre, otras me apeteces solo un rato.

No te miento si te digo que hoy te necesito aquí, a mi lado, pero que mañana puede que coja mi sonrisa y me largue a cualquier lugar. Porque yo soy así, yo y esta puta cabecita loca que me hace ganarlo y perderlo todo cada dos por tres. Porque si te digo la verdad soy adicta a eso de las apuestas de alto riesgo y esta vez estoy segura de que si me apuesto mis besos me ganará tu boca.

martes, 10 de julio de 2012

Ellas brillan con luz propia.

Yo tengo la teoría de que las personas son como estrellas. Están las estrellas fugaces, que son aquellas personas que pasan rápido por tu vida, que ni si quiera te regalan una mirada y mucho menos un amanecer. Luego está aquella que brilla más que todas, esa que llama tu atención a primera vista, esa persona que te caló hasta los huesos y se ganó por completo tu corazón, ese amor de tu vida que por mucho que lo intentes nunca desaparecerá, no se irá. Y por último están todas las demás estrellas, que aparentan ser iguales, no diferenciarse en nada, pero en realidad cada una de ellas es especial a su manera. Porque sin ellas, tu cielo personal no sería igual.



Para qué esperar, si él no va a venir a decirte que eres lo mejor que le ha pasado.

Y te das cuenta de que todo ha cambiado pero que todo sigue igual, que él se ha largado pero tú sigues ahí, intentando seguir hacia delante como si todo fuera como antes, aunque sabes que vas cuesta abajo y sin frenos contra un muro imposible de atravesar. Pero te ciegan, te ciegan los besos a las tantas de la madrugada con ese sabor salado, las batallas entre las sábanas y los san valentines que te regaló. Te ciegan y te hacen mirar atrás, y vuelven todos los recuerdos que te hacen perder la cabeza. Pero pequeña cabecita loca, a lo mejor es hora de mirar hacia delante antes de que te vuelvas a estrellar.