domingo, 28 de octubre de 2012

Todos necesitamos a alguien que cuide de nosotros.


Y te cuentan que el olvido no me sienta mal pero la verdad es que últimamente echo de menos hasta un poco de cariño de ese barato que sólo me regalabas cuando no quedaba de whisky ni el culo de la botella. Y es que todos necesitamos a alguien que nos cuide, y yo necesito a alguien que esté ahí al filo del precipicio para decirme al oído “Frena, que ya has caído muchas veces”, alguien que me haga perder la cabeza solo con oír su voz, alguien que necesite sólo dos sonrisas y una mirada de reojo para hacer que el mundo se pare en seco y se niegue a empezar a girar otra vez. Necesito a alguien que sin ni si quiera saberlo me importe más que saber si esta noche salen las estrellas o no se acuesta el sol. Yo lo que necesito es a alguien que haga de mis noches las mejores, no a alguien que se largue a las cinco de la mañana sin dejarme ni si quiera un “Buenos días” mal escrito en un papel, como tú solías hacer.

Puede que no sea la chica perfecta, pero tiene una sonrisa que nunca falla.



Y cuando por fin ha conseguido mirar al frente llega Noviembre con su jodido frío invernal y con los recuerdos que llevan congelados desde entonces. Y no sabe si lo que le duele es el tiempo que pasó entre las sábanas de su cama o el tiempo que hace que ya no necesita sus besos de alquiler. Pero por mucho que el frío le cale los huesos sólo tiene que sonreír para que salga el sol, y esa historia se la sabe de memoria desde que lo único que necesita son unos tacones de vértigo y esas miradas magnéticas para hacer que el universo gire a su antojo. Porque tiene la suerte de su lado, la primavera colgando de las pestañas y la mejor sonrisa de la que jamás nadie se halla enamorado. Porque ahora que ha comprendido que los límites son para los cobardes va mirando al frente y sin frenos, y esta vez tiene claro que no se piensa estrellar.

domingo, 14 de octubre de 2012

Él es todas sus sonrisas.


La ve reírse y sabe que tiene a la puta primavera encerrada es su sonrisa, pero no le importa, porque él la tiene a ella enredada entre las sábanas. Y la mira a los ojos y está seguro de que nada más verlos perdió la cabeza y no tiene interés en encontrarla. Que ella es complicada, pero al final siempre hace que todo sea más fácil, que es capaz de calarte hasta los huesos pero que también puede romperte el corazón. Que él pierde el culo cada vez que ella le regala un “te quiero”. Que aunque crea que ella es una apuesta a un “todo o nada” en realidad la tiene ganada desde la primera vez que la besó.

miércoles, 10 de octubre de 2012

La única relación estable que tiene es con la nicotina, y el único fondo que toca es el del vaso.


Amor del barato, del de luces de neón y bares de carretera. De ese que quema la garganta más que los tequilas, cuando lo que quieres es pronunciar un “te quiero”. Pintalabios rojo channel para dejar huella. Días largos y besos guarros entre caricias con las que intenta ganarle la batalla al jodido invierno. Sonrisas más desgastadas que sus tacones cuando vuelve los domingos de madrugada. Una cama vacía y unas sábanas frías que se niegan a olvidar.
Amor del barato, de ese que cala hasta los huesos, y que al final, te acaba jodiendo el corazón.



Los amores se apagan, nos dejan arañazos.



Se quedó con el corazón más roto que las medias que llevaba aquel sábado noche que se encontraron. Y es que las despedidas duelen, pero más duele saber que los recuerdos te arañan día a día y que las sonrisas siguen calando hasta los huesos, aunque no joden tanto como saber que sus besos eran de alquiler. Tantas noches de verano regalándole caricias que al final ha llegado el puto invierno y la ha congelado el corazón.

jueves, 4 de octubre de 2012

Te dijeron que frenases y pegaste la hostia de tu vida, pero tranquila pequeña, las heridas se acaban curando.



Y es que por mucho que intentes frenar despacio te darás la hostia con el primero que te pare los pies, porque es así, llevas toda tu vida corriendo a ningún lugar, huyendo sin saber de qué, a doscientos por hora, sin frenos y sin límites. Pero tranquila pequeña, que las heridas se acaban curando con el sabor de sus besos. Que la hostia duele hasta los huesos pero te prometo que merece la pena por verle sonreír. Que sé que te has jurado mil veces no apostarte el culo por alguien que no lo haría por ti, pero siento decirte que esta vez todavía no has apostado y ya estás jodidamente perdida.

lunes, 1 de octubre de 2012

Andadas que no valen nada.


Hace tiempo que ya no te echo de menos y afortunadamente mi cama ya no huele a ti. Dicen que el tiempo hace el olvido y para mi suerte mi reloj avanza a doscientos por hora sin parar ni un segundo, no vaya a ser que mi boca empiece a necesitar el sabor de tus besos y mis manos recuerden las caricias que trazaba por tu piel. Y es que nunca me gustaron las despedidas y no sé si lo sabías y por eso te largaste sin ni si quiera dedicarme un mísero adiós. Pero, ¿sabes? A veces lo prefiero, lo de volver a las andadas me gustaba, pero tú empezabas a cansar.