lunes, 30 de abril de 2012

Siempre tuvimos los días contados.

Yo era complicada, era capaz de acabar con tu cordura a la primera de cambio y de hacerte enfadar para acabar reconciliándonos a besos entre las sábanas con tu olor de mi cama. Tú eras simple, tenías todo el futuro planeado y llegué yo poniéndotele patas arriba con mis improvisaciones y mi locura. A mí me gustaban las tardes tranquilas y las noches a tu lado, tú eras más de noches de sexo, drogas y rock and roll. A ti te gustaba lo complicado porque decías que nada que valiese la pena era fácil y a mí también, pero si fallaba algo cogía la puerta y me largaba. Lo nuestro era de todo menos sano, nos queríamos a morir o matábamos por querernos. Éramos el sur y el norte, dos balas perdidas hechas a la misma medida. Éramos felices a nuestra manera, el problema fue que tú eras lo que quería yo pero yo nunca fui lo que quisiste tú.

Yo contigo quiero un para siempre

Le miró a los ojos y en bajito, susurrándole, casi diciéndoselo sin pronunciar palabra alguna, le hizo prometer un “aquí y ahora” que no se pudiese borrar ni con el whisky barato de aquel bar de carretera. Y él lo único que hizo fue soltar un “no puedo”  casi sordo, pero lo suficientemente alto para agrietarla el corazón. Ella, a dos centímetros del abismo, a dos centímetros de su boca, se giró después de haber perdido todos los sentidos, con los ojos empañados de lluvia y decidió huir a cualquier lugar. Entonces una mano fugaz la agarró de la cintura, recorriéndola a su antojo, sin miedos y sin prisas; y sus labios, a menos de un centímetro de su oído, la gritaron desde lo más hondo del corazón “yo contigo no quiero un aquí y ahora, quiero un para siempre durante el resto de mi vida”

jueves, 26 de abril de 2012

Me colé en tu vida y me costó la mía.

No sé si estoy furiosa por cómo te largaste sin mirar atrás o si es porque te echo de menos de una manera que asusta. Y es que cariño, me prometiste las estrellas y lo más brillante que vi a tu lado fueron las luces de neón de aquel bar de mala muerte al que acudíamos para mezclar el sabor de nuestros labios con un poco de alcohol. Y hoy han vuelto los jodidos recuerdos que me hacen perder la cabeza, pero tranquilo, que yo sigo soñando alto mientras escucho nuestras canciones de carretera en mi viejo radiocasete aunque mi corazón me esté gritando a cada milésima de segundo que te sigo necesitando aquí, a mi lado. Porque la vida es un poco más puta desde que tú no estás, pero no te preocupes, cambié la poca cordura que me quedaba y las ganas de quererte por unas cuantas sonrisas de esas baratas.



martes, 24 de abril de 2012

Te quiero aquí y ahora.

Sería capaz de colgarle el sol más bonito y brillante a tu día más triste, de comerte a besos entre unas sábanas con tu olor y de ver cómo pasa mi vida a menos de dos centímetros de tu boca. Podría echarte de menos antes incluso de que te hubieras ido, sacarte la sonrisa más bonita de la historia o regalarte mis mejores noches. Sería capaz de hacer que te perdieras en mi mirada y que te enganchases a cada uno de los lunares de mi espalda por si un día intento irme y dejarte aquí. Te podría regalar un poco de locura. Incluso podría aprender a quererte un poco más.

jueves, 19 de abril de 2012

Empecé sabiendo que ya había perdido el juego, y aún así seguí.


Tengo más de un millón de sueños debajo de mi almohada, cuatro sonrisas baratas para regalar y demasiados vicios caros. Tengo las historias de amor grabadas en cada lunar de mi cuerpo, los labios rotos desde que te fuiste y la mirada más perdida que tus manos por mi piel. Tengo más de seis formas diferentes de besar. Tengo a la puta rutina en mi lista negra, unos tacones altos que me hagan tocar el cielo y los doscientos días que tardé en olvidarte guardados en un cajón. Tengo el olor de tu piel entre las sábanas, unas medias rotas a mordiscos en el armario y más de una decena de manías, como la de recordarte. Tengo la locura en cada poro de mi piel, unas cuantas estrellas fugaces metidas en una botella de alcohol y un centenar de heridas decorando mi roto y destrozado corazón.

sábado, 14 de abril de 2012

La vida está para saltarse las reglas, para romperse las medias un sábado y tener que aguantar la resaca los domingos. Está para comerse a besos en un portal una noche de verano o para mojarse recorriendo la ciudad un jodido 14 de febrero. La vida es aprender de las derrotas y no olvidarse jamás de las victorias, perderse entre las sábanas de camas ajenas y saltar como astronautas entre los lunares de su piel. Está para perder la vergüenza en el primer bar, el norte en el segundo y el orgullo que te sobra en el tercero. La vida está para lo que nosotros queramos que esté.


lunes, 9 de abril de 2012

Hoy me da igual no formar parte de tu menú.


¿Sabes? No me importa si me fallaste o si resultó que tú no eras la solución si no una parte más de mis problemas. Me da igual si pensaste que quererme de verdad te saldría demasiado caro y decidiste cobrármelo con besos de alquiler. Que decidieses que era buen abrigo para tus noches de los sábados pero no fueses capaz de regalarme una mísera tarde de domingo. No me importa si lo mejor que supiste hacer fue dejar que me enganchase a cada uno de los lunares de tu espalda y perdiera el norte en ellos para después largarte a la primera de cambio, o si perdí doscientos días queriéndote y doscientas noches olvidándote. Ahora he decidido que es más importante vivir mi vida que tenerte en ella, que prefiero mis sonrisas al despertar que tus besos baratos. Me he aficionado a los vicios caros, y no me importa si tú no eres uno de ellos.
Tacones altos. Sonrisas más brillantes que las estrellas. Flashes fugaces que cruzan el lugar. Copas de más. Locuras inexplicables. La vida fue puta y nos la follamos. Noches de desenfreno y descontrol. Días largos. Medias con más carreras que constelaciones hay en el cielo. Vicios caros. Vestidos ajustados. Labios besados. Miradas que se cruzan. Tentaciones. Risas que vuelan alto. Momentos que recordar. Unas cuantas idiotas creyéndose las jodidas reinas de este lugar. Música a todo volumen. Amores que son de todo menos sanos.  La noche es nuestra, nosotras somos esta noche.