martes, 28 de febrero de 2012

Salen las nubes, ella tiene un Dios que se las fuma.

Una ventana abierta de par en par dejando escapar unas dulces letras de rock and roll a todo volumen y una Coronita vacía junto a la televisión. Los brillantes rayos de sol que entran y bañan cada poro de su piel mientras salta sobre su cama. Una chica morena de ojos verdes, con una sonrisa despampanante que haría temblar al universo. Su pelo descolocado de tanto bailar y saltar, y un ligero mareo provocado por la Coronita. Ese brillo en sus ojos inconfundible de cualquier loco enamorado de la vida y un ligero toque de miedo al pensar que un día le puede pasar factura estar arriesgándolo todo cada dos por tres. Recorren veloces su cabeza momentos en los que tentó demasiado a la suerte y le salió bien. Hoy tiene doscientas treinta y dos sonrisas para regalar, ciento cuarenta y siete miradas para enamorar, noventa besos para robar y una vida entera para comerse el mundo.

lunes, 27 de febrero de 2012


Ella no necesita atardeceres en París ni paseos por Venecia. No necesita besos a las tres de la mañana ni reconciliaciones bonitas. Ella se conforma con unas cuantas sonrisas baratas y con ser de él muy de cuando en cuando.

Dos locos enamorados

Son ellos robándose besos en cualquier portal de la ciudad, pasando las tardes de lluvia metidos bajo una manta en el sofá del salón viendo una película romántica que no tiene nada que envidiarle a su historia de amor. Son ellos desayunando los lunes a las doce de la mañana para romper la rutina o saltándose las reglas llegando los martes borrachos de madrugada. Son ellos tentando a la suerte declarándose batallas campales entre las sábanas de su cama mientras se comen a mordiscos cualquier tarde calurosa. Son ellos temblándoles las piernas cada vez que sus manos rozan su piel y sonriendo cada vez que sus miradas se cruzan. Son ellos discutiendo si hay más estrellas en el cielo o lunares en sus espaldas. Son ellos, dos idiotas enamorados.

Un par de cervezas y algún que otro wisky, rock and roll sonando de fondo y ella que no se va de su cabeza. Se ha dado cuenta de que el alcohol no hace el olvido así que se ha rendido y ha decidido recordarla cada noche. Ella con su absurda felicidad y su locura, que por suerte o por desgracia no era pasajera. Le advirtió que no se enganchase a ella, que se buscase un vicio más sano, y él, tan kamikaze y tonto enamorado, se enganchó a sus besos y no podía vivir un día sin un chute de la felicidad que ella le daba. Pero el problema de los vicios es que duele dejarlos y ahora ella sigue con su locura mientras él se muere por un chute de los suyos.
Y ella sigue en el mismo lugar después de tres meses, mirando el sol hundirse en el mar mientras llueve en sus ojos, sentada sobre los mismos granos de arena en la que una noche la hizo suya. Con el corazón doliéndole a quemarropa y su cerebro en huelga negándose a pensar. Esperando que vuelva su olor o el sonido de su risa. Esperando volver a sentir el tacto de sus manos sobre su piel. Esperando que amanezca, esperándole a él.
Amanece, que no es poco, y él va dando tumbos por toda la ciudad, con más wisky en las venas que lo que le queda en la botella y los ojos empañados por la lluvia. Un montón de recuerdos bonitos le dan vueltas en la cabeza a doscientos por hora mientras una decena de sueños se le van cayendo de los bolsillos. Sabe que lo único que le quedará esta noche es el orgullo, porque a ella y su jodida sonrisa las perdió con la primera copa, en el primer bar.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Echaba de menos las miradas cómplices a las tres de la mañana después de haber echado el polvo de la reconciliación. Echaba de menos que le sonriese después de haberse tomado el cappuccino porque se le quedaba ese bigote tan dulce. Sus manos fugaces quitándose la ropa cada noche y los besos que le robaba en el portal. Echaba de menos que la abrazase cuando entraba a cualquier lugar lleno de gente solo para que todos supiesen que estaba con él, que era suya. Que la llamase un minuto antes de que sonara el despertador simplemente para ser el sonido de su voz lo primero que oyera al despertar. Echaba de menos su olor y el sabor de su boca, pero lo que más echaba de menos era ser la estúpida y loca soñadora que había sido antes de enamorarse de él.

A veces tú, a besos yo.

Resistirnos a las tentaciones nunca fue nuestro punto fuerte, cariño, y en vez de echarle dos cojones y caminar de frente el uno hacia el otro decidimos salir corriendo a doscientos por hora en la dirección contraria. Lo que pasa es que en nuestro caso el mundo no es un pañuelo, es un jodido possit, y aquí estamos otra vez, como siempre, partiendo el mundo en dos con nuestras sonrisas  y desafiándonos con miradas.

Cariño siento decirte que me he enamorado de ti, y no hay vuelta atrás.


Prefiero la primavera que le cuelga de la sonrisa que 364 días de sol. Prefiero las constelaciones de lunares de su espalda que una noche entera mirando la luna y las estrellas. Prefiero un susurro suyo al oído un amanecer que cualquier brisa de viento una tarde calurosa de verano. Prefiero dos segundos en el infierno personal de su cama que una vida entera en este mundo sin él.

lunes, 13 de febrero de 2012

Y vuelve el jodido febrero y con él el recuerdo de tus miradas entre las sábanas a las seis de la mañana, entre guerras provocadas a besos y sonrisas más preciosas que el cielo azul. Vuelve el catorce y las rosas rojas con mil promesas, vuelven las noches sin dormir soñando despierta mientras miro tus ojos y también los bombones que nada tienen que envidiar al sabor de tus labios. Vuelve el recuerdo de tu olor, y es que distinguiría tu olor incluso estando en la otra punta del maldito universo, mi amor. Vuelven las estrellas más fugaces que nuestras manos quitándonos la ropa y los amaneceres desnudos en mi habitación. Vuelve el jodido febrero y todos tus malditos recuerdos, pero no vuelves tú.

viernes, 10 de febrero de 2012

Dos corazones perdidos y dos bocas necesitadas de amor.

Noche de lluvia, noche fría. Unos corazones intentando buscar un poco de calor entre otras sábanas y unos intentos fallidos de caer en el olvido.
Él, en peligro de extinción por ser el único príncipe azul que queda. Un jodido romántico. Experto en pegar con superglú los trozos del pequeño corazón que le duele a quemaropa. Iluso soñador y loco enamorado.
Ella, la excepción que confirma la regla. Lleva los sueños metidos en las bragas para que sean menos accesibles a cualquier gilipollas y hace demasiado tiempo que ahogó en alcohol su corazón. Tiene el cielo en sus ojos y la primavera colgada de la sonrisa, esa que hace tanto que no ve.
Dos estúpidos soñadores, dos caminos diferentes y un jodido segundo en común. Sus miradas que se cruzan de tal forma que duele. Dos sonrisas baratas y un deseo a una estrella fugaz, y de repente estaban allí, gastando el poco amor que los quedaba en caricias en su espalda.


-Todas las personas tienen un precio.
+¿Ah si? ¿Y tú por cuanto te vendes?
-Pues yo me vendo por unas cuantas sonrisas de esas de lado, cuatro besos de los que te dejan sin aliento y un para siempre.
+Mmm... yo te puedo pagar las sonrisas los domingos cuando despiertes en mi cama, más guapa todavía que si te hubieras arreglado. Los besos los lunes para que se te hagan menos odiosos, los martes para que sigas acordándote de mí, los miércoles, jueves y todos los días, hasta que se me gasten, mi amor. Respecto al para siempre, no te lo puedo prometer ahora, pero lo podemos ir negociando durante el resto de nuestras vidas.

martes, 7 de febrero de 2012

Tienes tres opciones: me besas, te beso o nos besamos.

Un bar de mala muerte, tú y yo en la barra y de fondo las canciones de Los Beatles. Puede que unas decenas de personas a nuestro alrededor  y desde que has entrado yo sigo colgada de tus ojos y tú de mi sonrisa. Miradas más fugaces que las estrellas capaces de cumplir nuestros sueños, dos copas de wiski  y un paquete de cigarros sobre la barra. Y nosotros, que el único vicio que dejaríamos que nos ganase la guerra en este preciso momento es el de comernos a besos entre las arrugas de unas sábanas. Fuera puede que se esté declarando una guerra nuclear, que esté callendo una lluvia de meteoritos o que el más jodido frío polar esté acabando con todo, pero no nos importa, porque aquí dentro estamos tú y yo, colapsando el universo.

Porque estamos en peligro de extinción


Un aplauso a todos aquellos que cantan en la ducha, que quedaron mal delante de un centenar de personas, que se pusieron un cubo en la cabeza y empezaron a gritar. Otro aplauso para los que tienen la sonrisa pegada en la cara, para los que perdieron el sentido del ridículo un sábado noche de borrachera y no se molestaron en buscarlo el domingo. Uno por los locos, por los que colapsan las miradas de la gente con sus ridículos bailes, por los que son diferentes y se sienten orgullosos de serlo. Un aplauso por los arriesgados, por los estúpidos soñadores. Un aplauso por nosotras.

lunes, 6 de febrero de 2012

Halfway to hell

Nos saltamos todas las normas. Nos saltamos los semáforos en rojo, atravesamos muros más altos que el cielo y seguimos adelante, aunque tuviéramos más heridas por los daños que constelaciones de lunares tiene tu espalda. Somos la jodida excepción que confirma la regla. Y es que las tentaciones pudieron con nosotros, porque cariño, no hay mayor vicio que lo prohibido. A si que ya que estamos a medio camino del infierno, lleguemos hasta el final.
He empezado a olvidarte. Cuando llega el lunes ya no te echo de menos, no te echo de menos en mi cama, ni los domingos desayunando café. Ya no necesito tus llamadas ni tus mensajes por sorpresa. Ahora no espero que aparezcas de frente y me des un beso de esos que me dabas, ni si quiera recuerdo bien tu cara. Aunque, si te soy sincera, es imposible. Los lunes pase, pero los martes sin ti ya no puedo. Mi cama te echa tanto de menos que se ha convertido en el jodido polo norte con la esperanza de que vuelvas con la primavera colgada de la sonrisa. El desayuno de los domingos ya no es lo mismo si tomo café en vez de desayunarte a ti. Me he aprendido de memoria tus mensajes de "buenas noches amor" para no necesitar los de nadie más. Me e olvidado de tu cara de tanto intentar grabarla a traición en mi cabeza y me dedico a esperar que me des a escondidas algún que otro beso de alquiler.

viernes, 3 de febrero de 2012

El amor no está en el aire, los sueños no te los cumple una estrella fugaz y la suerte no va y viene. Tus amigos pueden llegar a ser tus peores enemigos, las sonrisas hace algún tiempo que ya no se regalan y los príncipes azules están en peligro de extinción. Los amaneceres son mejores si se comparten y están de moda los besos de alquiler. El pintalabios rojo no sale de las camisas, siempre es demasiado pronto para volver a casa una noche de fiesta y las resacas pasan factura. Las medias se rompen fácilmente, bailar bajo la lluvia no es tan buena idea como parece, hay personas más falsas que los billetes de tres euros y otras que no se merecen ni llamarse personas. Los errores se llaman experiencias para que parezca que no la cagaste, no todo lo prohibido es malo y hay demasiado hijo de puta por ahí, pero como la vida misma, ninguno.

Vamos a dejar de engañarnos, ni tú vas a aparecer de golpe y de frente para decirme que me quieres ni yo voy a tener la valentía suficiente de mirarte si no es a escondidas. No eres de los que prometen que me querrá hoy, mañana y siempre, porque ni siquiera eres capaz de asegurar que seguirás en mi cama después de que el despertador marque las dos, y la verdad, yo siempre acabo volviendo a las andadas, a los tacones en la mano, el pintalabios fuera de lugar y las medias rotas a mordiscos.
Así que miénteme y dime que esto no tiene fecha de caducidad y yo te prometo no volver a las andadas, al menos por ahora.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Seamos realistas, él no es el chico perfecto, no te va a hacer el desayuno por las mañanas, es más, ni si quiera esperes que se quede más tarde de las seis dentro de tu cama. No estará siempre cerca para recogerte cada vez que caigas, pero ten claro que nunca será él quien te empuje.