viernes, 11 de noviembre de 2011

Dejar volar libremente a los sentimientos es peligroso. Pueden caer desde alturas muy elevadas.

Y caes de bruces contra el suelo. Después de todo lo que te costó construir ese mundo en las nubes a base de sueños, sonrisas y deseos cumplidos, se te ha derrumbado. Y no sabes si es por la impotencia de no ser capaz de volver a soñar tanto y tan alto como para volver a la rutina en las alturas o por el hecho de que sea una simple ráfaga de viento lo que ha acabado con todo, pero no puedes más. Y vuelven todos aquellos recuerdos que abandonaste en tierra cuando decidiste mudarte a las nubes, y duelen los besos que diste a la persona equivocada y mueren todas las sonrisas que regalaste por regalar. Y entonces caes en la cuenta de que no echabas nada de menos desde ahí arriba y te derrumbas al pensar que no volverás a subir. Pero tranquila, porque lo bueno de los sueños es que se pueden reinventar.

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