lunes, 19 de diciembre de 2011

Tú serás mi único vicio

Intento de abandono de la razón y quizás también una absurda idea de poder olvidarlo todo, aunque en realidad sabe que lo único que conseguirá será despertarse mañana a mediodía en su cama, con la ropa de esta noche y quizás alguna herida de guerra. La sala está llena de gente pero no es capaz de oír más hallá de sus jodidos recuerdos y por no conocer, no se conoce ni él. Ya lo ha tomado por rutina, lo de acabar bebiendose alguna que otra copa de más y no dejar en el paquete de tabaco ni el cigarro del deseo, ese que cada vez que compraba un paquete ella daba la vuelta mientras le sonreía y decía: "Piensa que no hay nada imposible". Se acaba su copa de whisky de un trago y le da dos caladas a su cigarro. Y entonces la ve, nunca antes la había visto. Ella baila como si el mundo se fuese a terminar cuando amaneciera, no es guapa, es preciosa. Se la ve tan feliz. Él la mira y ella le sonríe, entonces, como movido por un no se qué, tira su cigarro a medio acabar al suelo y se dirige hacia ella con paso firme, no sabe si es verdad que los imposibles no existen o si no tardará en volver a la jodida rutina, pero acaba de decidir que desde hoy, ella será su único vicio.

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