jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Sabes que eres mi jodida tormenta preferida?

-¿Sabes? Ella era un verdadero huracán.
+Y ahora viene cuando me dices la chorrada esa de que puso patas arriba tu vida ¿no?
-¿Mi vida? Si solo hubiese sido la mía tan solo te diría que fue una fuerte tempestad.
+¿Entonces por qué dices que fue un huracán?
-Lo digo porque cuando sonreía no lo hacía de lado y disimuladamente si no que lo hacía de oreja a oreja. Cuando se reía medio mundo se enteraba de que lo estaba haciendo, y tengo que admitir que siempre lo hacía en el momento menos oportuno, pero nunca la importó. Si en vez de ir saltando de lado a lado, caminaba, te aseguro que tenía un mal día. Era lo más cabezota que te puedas imaginar, si se le metía entre ceja y ceja que tenía que hacerte reír era capaz de acabar tirada en el suelo haciéndote cosquillas con tal de conseguirlo. Era la persona más vaga que te pudieras echar a la cara, pero si tenía que recorrer medio mundo por ellas, no dudes que lo haría. Ella era rara, pero siempre fue feliz. Le encontraba el lado positivo a todo y siempre vivía al límite. Siempre improvisó, nunca le gustó pensar en el futuro. Tenía claro que si lo intentabas con muchas ganas, serías capaz de volar. Ella siempre estuvo segura de sí misma. Digo que fue un huracán porque no puso patas arriba mi vida, puso la mía y la de todas las personas que la vieron alguna vez sonreír.

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