lunes, 30 de abril de 2012

Siempre tuvimos los días contados.

Yo era complicada, era capaz de acabar con tu cordura a la primera de cambio y de hacerte enfadar para acabar reconciliándonos a besos entre las sábanas con tu olor de mi cama. Tú eras simple, tenías todo el futuro planeado y llegué yo poniéndotele patas arriba con mis improvisaciones y mi locura. A mí me gustaban las tardes tranquilas y las noches a tu lado, tú eras más de noches de sexo, drogas y rock and roll. A ti te gustaba lo complicado porque decías que nada que valiese la pena era fácil y a mí también, pero si fallaba algo cogía la puerta y me largaba. Lo nuestro era de todo menos sano, nos queríamos a morir o matábamos por querernos. Éramos el sur y el norte, dos balas perdidas hechas a la misma medida. Éramos felices a nuestra manera, el problema fue que tú eras lo que quería yo pero yo nunca fui lo que quisiste tú.

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