lunes, 10 de octubre de 2011

Siempre soñaste con el cuento de hadas perfecto, y si te digo la verdad, te le creíste. Te le creíste tanto que convertiste a mil sapos en mil príncipes azules, la putada es que en vez de caballeros se volvieron unos cerdos. Esperabas miles de te quieros y rosas rojas en la mesilla al despertar, y en vez de eso te encontraste con la cama vacía sin nadie a quien abrazar. Siempre bajaste de las nubes y pisaste tierra, pero no lo hiciste lentamente si no que te caíste de bruces, y nena tengo que decirte que cada vez la caída era más dolorosa. Pero seguiste con los cuentos de princesas, con los putos vestidos rosas, mirando las estrellas cada noche, hasta que te dormías cansada de llorar. Y mientras, yo vivía la vida viéndote caer e ilusionarte, y la verdad, me pareciste tan ilusa, pero ahora, ahora soy yo la gilipollas que cree hasta en las hadas madrinas, ¿Qué ha pasado? Que yo no creía en los cuentos de hadas hasta que apareció él.


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