Y un día abriste la puerta y sin darme ninguna explicación te largaste, me dejaste allí, abandonada, triste, sola. ¿Y sabes lo que hice? Esperé y esperé, cerré todas las ventanas y las puertas con llave para que no pudiese entrar nadie más como tú lo hiciste, no sin mi permiso, esta vez no...
Saqué nuestros malos recuerdos de aquel cajón entre lágrimas y guarde los buenos, junto a nuestras fotos. Pinté las paredes de negro y de gris, apagué la música, me cansé de aquellas canciones que solo me producían dolor y me quede allí, en un rincón, sentada, en silencio, mientras las lágrimas recorrían veloces mis mejillas...Y así pasé días, meses, no sé si años hasta que un día me desperté con ganas de volver a la rutina, nuestra rutina, sólo que ésta vez sería sólo para mí.
Así que me levanté, puse ritmo de nuevo a mi vida, sí, eran nuestras canciones, bueno, en realidad ahora las mías. Volví a pintar mi vida de colores, pero esta vez solo de los más llamativos, los que más me gustaron a mí. Abrí ese cajón que estaba cerrado con llave y lo saqué todo, las fotos y los recuerdos y ¿sabes lo mejor? Que nada más abrir una ventana para que pudiese ver el sol de nuevo los recuerdos salieron volando lejos de allí, ahora ni siquiera alcanzo a verlos.
¿Qué hoy que tal me va? Pues sigo teniendo nuestras fotos, al fin y al cabo fui feliz ¿no? Y aquella sonrisa que compartía contigo la tengo también, sí, eso no ha cambiado...Pero ahora tengo las puertas abiertas de par en par, para que cualquiera que quiera entrar lo haga, aunque sea como tú lo hiciste..
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