martes, 24 de enero de 2012

Contigo era comernos a besos un martes y desayunarnos el universo un miércoles

No echo de menos sus "buenos días princesa" ni los desayunos de los domingos en el sofá a las 3 de la tarde. No echo de menos nuestras discusiones y enfados tontos y mucho menos sus miradas a escondidas. Pero sí echo de menos que él sea lo primero que vea al despertar, echo de menos cuando me abrazaba por detrás y me susurraba al oído: "¿Sábes? Yo hoy para desayunar te quiero a ti" y me comía a besos ayí, en medio de la cocina. También echo de menos las guerras que nos declarabamos en la cama a la primera de cambio. Pero sin duda, lo que más echo de menos es saber que cuando me pasaba algo o estaba mal solo tenía que mirarle para que esa estúpida sonrisa apareciese otra vez en mi cara.

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