miércoles, 7 de marzo de 2012

Admitelo, te calé hasta los huesos y lo que te jode es no poder echarme en cara haberte regalado algún que otro te quiero de más. Me odias como a los lunes y me anhelas como a los sábados, soy como la última copa a la que le echas la culpa de que te de vueltas la cabeza los domingos. Y es que mi amor no te prometí un para siempre porque los dos sabíamos de sobra que me largaría mañana. Y ahora yo estoy entre las sábanas de tu cama, en tus camisas blancas y clavada en todos y cada uno de los lunares de tu espalda.Y tú estás aquí, en el mismo sitio en el que te dejé, perdido entre nuestros recuerdos y algún cubata de más. Esperando que la suerte me traiga de vuelta o que alguna noche eche de menos el suave tacto de tus labios en mi piel.

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