domingo, 11 de noviembre de 2012

Quizás el amor no es algo que te ocurre, quizás sea algo que tú escoges.


Puede que el amor sea como esa sensación que te paraliza el cuerpo cuando estás al borde de un precipicio y piensas que pasaría si decidieses saltar, o como ese nudo en el estómago cuando llega el 14 de Febrero y tú estas sola frente al televisor viendo cualquier película cutre de amor. Puede que el amor sea como ese leve mareo cuando te levantas rápido, o como el cosquilleo en los pies que te da pensar que es Noviembre y esta vez estás tú sola contra el jodido invierno. Puede que el amor sea absurdo, o quizás loco. Puede que sea todo lo que nosotros queramos, desde el mejor cosquilleo que acaba en una sonrisa hasta la certeza de saber que has saltado desde un rascacielos sin paracaídas.
Porque puede ser muchas cosas, pero lo que está claro es que el amor es una decisión, la decisión de jugártelo todo por alguien que esperas que haga lo mismo, sin la certeza de si estará ahí para saltar contigo al vacío, o la decisión de coger la puerta y largarte a la primera de cambio, cuando las razones ilógicas para quedarte pesan más que los argumentos cuerdos para irte.


2 comentarios: